MORALES DESCUBRE QUE EL “AGUA MOJA”
Evo Morales descubrió que el ‘agua moja’. El mandatario boliviano
reconoció, por primera vez, que los sindicatos de cocaleros del Chapare,
que él mismo dirige, destinan parte de la producción de hoja de coca
para la fabricación de cocaína y el mercado ilegal, al tiempo que
aumentan sus ‘catos’ más allá de los acuerdos firmados(1).
Desde su llegada al poder, Morales ha desmontado los controles
antinarcóticos en Bolivia, puesto que, según él, se trata de medidas
‘imperialistas’ destinadas a la ocupación de los territorios
latinoamericanos por parte de Estados Unidos. De este modo, Morales
relevó a las FF.AA. bolivianas de las funciones antidrogas, al tiempo
que permitió el incremento, en más de un 100%, de la superficie de coca
cultivada ‘legalmente’ en el Chapare. Así, mientras en 2004 estaba
permitida la siembra de 3.200 hectáreas destinadas al consumo cultural,
en el 2006, esta superficie subió a 7.000 hectáreas, que se suman a las
12.000 hectáreas en la región de los Yungas (departamento de La Paz) y
otras 1.000 hectáreas en otros lugares, para tener un total de 20.000
hectáreas legales permitidas.
No obstante, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y
el Delito (UNODC), en 2009 las plantaciones de coca boliviana eran de
30.900 de hectáreas, esto es 10.900 hectáreas por encima del límite
permitido. Según el ex viceministro de Defensa Social de Bolivia,
Ernesto Justiniano, en 2009 el Chapare produjo 26.800 toneladas métricas
de coca, de las cuales sólo 1.800 entraron a los mercados autorizados,
es decir que al menos el 93% de la coca del Chapare “tiene destino
desconocido, es decir, se destina al narcotráfico”(2).
Para agravar más este panorama de laxitud y desidia estatal contra la
producción y tráfico de drogas ilícitas, los sindicatos cocaleros de
los Yungas, los cuales no son controlados por Morales, se han
manifestado en contra de la resolución del gobierno que busca establecer
“controles” sobre el comercio de la hoja de coca en aquella zona.
Pero la preocupación de Morales no es el incremento del narcotráfico
en Bolivia, ni los problemas para la seguridad y la salud que ello
implica, sino el desprestigio internacional que pueda acaecer sobre el
proceso revolucionario que viene adelantado su gobierno, ¡como sí no
estuviera ya suficientemente desprestigiado por su demagogia comunista
autoritaria! Y añade el susodicho presidente que éste hecho puede ser
utilizado por el ‘imperio’ como justificación para invadir territorio
boliviano y hacerse con el control de sus recursos naturales.
Desde hace tiempo son conocidos internacionalmente, aunque no
reconocidos por Bolivia, los vínculos de los cocaleros de ese país con
las mafias de narcotraficantes brasileñas y colombianas, para el
procesamiento y tráfico de cocaína hacia las calles de Río de Janeiro,
EE.UU. y Europa. Morales, tan ingenuo él, no se había percatado de esta
situación, y sólo se vino a dar cuenta de la presencia del narcotráfico
en su país por los autos lujosos que ostentan los campesinos cocaleros.
No es de extrañar entonces que Estados Unidos haya desertificado a
Bolivia por su falta de compromiso en la guerra contra las drogas
ilícitas. Conforme la lucha antidroga se intensifica en Colombia y Perú,
con importantes éxitos de estos Estados contras las mafias y el
narcoterrorismo, las bandas criminales se han establecido en territorio
boliviano ó se han desplazado hacia Venezuela, donde se les facilita su
accionar ilegal. En estos países, grupos narcoterroristas como las FARC
encuentran una simpatía por parte de los gobiernos bolivarianos, que les
alcahuetean y fomentan sus actividades criminales. La Bolivia
plurinacional bolivariana de Morales se presenta, cada vez más, como un
Estado que fomenta el narcoterrorismo internacional.
FUENTE.- http://colombiaopina.wordpress.com/2010/10/21/morales-descubre-que-el-%E2%80%9Cagua-moja%E2%80%9D/
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